
Está llegando el final de temporada 2016, aunque aún hay algunas pruebas con interés, incluso en diciembre, que me rondan la cabeza para decidir si llego.
Será necesario un descanso para recuperar el cuerpo, para darle el respiro necesario y prestarle atención a las típicas molestias, recuperar lesiones, fortalecer debilidades, desconectar de los entrenamientos con descansos activos.
Será necesario desactivar la mente, dejar en modo avión la concentración de la actividad física diaria, de la emoción de una carrera y los nervios de la salida.
Será necesario necesitar de nuevo el cosquilleo en la barriga un minuto antes de inscribirte en una carrera, de recibir la notificación de que ya lo has hecho, de pensar en el entrenamiento óptimo para llegar en las mejores condiciones posibles.
Será tan necesario como realizar una planificación detallada, tanto, que incluso mi descanso dependerá precisamente de lo que quiero hacer el año próximo, los retos que me quiero proponer, los límites que sigo queriendo explorar…
Por eso, antes de terminar mi temporada, me sentaré a repasar todo mi año deportivo, a saborear todos y cada uno de los acontecimientos que tuvieron lugar durante este tiempo. Para analizar mi evolución, mi progreso, mi expectativa pendiente, mis logros por llegar. Mis llegadas a meta, mis dolores en el camino, mi sufrimiento, mi sed, mi hambre, mis ganas de mejorar, de llegar y volver, de quedarme o no ir nunca más.
Cuando lo haya hecho, planificaré mi próxima temporada, con esmero en las fechas de pruebas publicadas, con detalle de los periodos de preparación necesaria para cada una de ellas. Con la ilusión de establecer nuevos hitos que jamás pensé. Sólo dentro de la cordura, de la coherencia necesaria y de la ilusión que me hace lanzarme un poquito más lejos que la última vez.
«Si no sueñas con cumplir tus objetivos, nunca darás el primer paso para intentarlo.»
Sólo cuando sepa a qué retos me quiero enfrentar el año próximo, podré descansar, podré desconectar por unos días, pensar en otras cosas, mirar otros horizontes, probar otras comidas y dormir a otras horas.
Sólo cuando mis objetivos para el próximo año queden establecidos, podré descansar soñando, porque si no sueñas con cumplirlos, nunca darás el primer paso para intentarlo, nunca prepararás tu cuerpo para convencerle que puedes…