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Comer como «Dios» manda, Capítulo 3

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¿Cuánto tiempo hace que no te comes un potaje como Dios manda? Parece que algunos “gurús” de la cocina, la alimentación y el conocimiento culinario de alto rendimiento, eliminaron de la dieta del deportista ciertas comidas tradicionales. Alimentación que aportaron en otra época esplendor a la mesa, rendimiento a sus comensales, orgullo a sus madres por un potaje bien hecho…

Ya saben, todo conocimiento es poco, pero no sé por qué imbécil tendencia nos hemos creído que un potaje de lentejas, unos callos de garbanzos, una fabada de judías rojas o blancas, de habas, no podría componer nuestra inteligente y esbelta dieta. Añadiendo que éstas han sido objeto de estudio y análisis por ensayos clínicos en universidades de Oklahoma, Stanford o Massachusetts. Sinceramente ahora caigo, que en estas universidades jamás se han comido un potaje de mi madre o de la tuya. Estos potajes de mojar pan en ellos, calientes y humeantes, de cuchara profunda y plato hondo, no existe en su inventario gastronómico, no forma parte de su cultura, no tienen la más remota idea de sus beneficios, sus virtudes y entrando en materia, de sus aportes alimenticios…

Un potaje, de los que rebosan por el plato a “chorreones”, te empañan las gafas de vaho si te acercas y te quemas la lengua en la primera cucharada. Son fuente irreprochable de proteínas e hidratos de carbono de absorción lenta. Las proteínas de origen vegetal deberían ser el 50% de las proteínas de nuestra alimentación diaria, tienen la ventaja frente a las proteínas de origen animal que no contienen grasas saturadas ni colesterol. Las carnes contienen entre un 14 y un 24 % de proteínas, mientras que las legumbres entre un 6 y un 24%. Hay que destacar la soja y los altramuces, que aportan un 36 y un 39 %. En cuanto a los hidratos de carbono, las carnes solo tienen un 3%, la pasta y el arroz un 75% y las legumbres entre un 55 y un 60%.

Para que estas comidas aún sean de mejor calidad, se deben mezclar con cereales para que complementen y aporten más aminoácidos, como arroz, patata o pan. Contienen un alto porcentaje en fibra que hace que los hidratos se absorban más despacio. Es preciso recordar que la fibra ayuda a reducir el colesterol, mejora el tránsito intestinal y previene el cáncer colon.

Entre los micronutrientes hay que destacar, calcio, hierro, cobre, potasio, cinc, magnesio y vitaminas de grupo B y E. Si se te ocurre incluirle algo de magro de cerdo o cordero, aportaremos algo de colágeno natural, bendita proteína importantísima para nuestro cuerpo y un rendimiento óptimo. Dedicaremos un capítulo especial al colágeno, donde detallaremos todos y cada unos de sus beneficios.

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Puedes incluso incluir las legumbres en ensaladas, con algunas verduras o frutas que las acompañan bien, tomates, pimiento rojo, naranjas, aguacates, kiwi, fresas o mangos. Deben formar parte de nuestra alimentación semanal, incluso si estamos bajando de peso. Aporta sensación de saciedad.

Normalmente dentro de la cultura gastronómica mediterránea, se suelen adicionar con grasas como el tocino, panceta, chorizo, embutidos. Estos alimentos pueden ser de consumo ocasional y no abusar de ellos nos permite completar una dieta equilibrada y sana, sin hacer exclusiones violentas de alimentos básicos y esenciales.

Cuando nuestros antepasados se comían un potaje de éstos, después de una jornada de trabajo en el campo de sol a sol, o en la guerra entre ráfaga y ráfaga tras una trinchera, generaba celebración, había fiesta y gente bien alimentada!!!

La cuchara, todo un invento.

Ya leísta las otras 2 ediciones de «Comer Como Dios Manda»? Tu cuerpo te lo agradecerá:

Comer como Dios Manda Capítulo 1

Comer como Dios Manda Capítulo 2

Los 7 mejores alimentos para runners

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