
¿Y si resulta que el mayor ídolo al que admiras ya lo conoces? Esta es la primera clave de auto superación. ¿Y si resulta que ese ídolo convive contigo en tu mismo cuerpo?. ¿Y si decides que tu ídolo lo seas tú mismo y de paso te conviertas en ídolo para los demás? Pues estás mucho más cerca de lo que piensas. Depende solo de ti, única y exclusivamente de ti, de nadie ni de nada más.
Un día sin saber cómo, haces caso a tu cuerpo, miras por el retrovisor de tu vida los consejos saludables a los que nunca atendiste, adelantas por la derecha a tus excusas para hacer lo que todo el mundo sabe, lo que muy pocos son capaces…
Te levantas muy temprano y te vas a correr, o quizás eres de los que se van con la mochila del “gym” al trabajo y hacen su rutina en el descanso de la comida, robándole minutos al reloj para comer en el mismo espacio de tiempo.
Puede que seas quienes lo dejan para el final del día, justo cuando has terminado de trabajar o estudiar, en ese momento cuando necesitas encontrarte con tus ideas, con tus pensamientos, con la intimidad de tu respiración encima de una bici o jugando un partido de tu deporte favorito con tus amigos.
Es posible que no hagas nada de esto, pero lo sustituyas por ir y volver al trabajo andando. Sumas unos kilómetros a pie todos los días, configuras dentro de tu vida imposible de horarios tu tiempo para trabajar tu cuerpo física y psicológicamente.
Te alimentas bien, cuidas los detalles, sin llegar al extremo de imponerte excesos sobre un concepto extremo que no te deja disfrutar de hacerlo bien, pero divertido.
Repites rutina a diario, o cada tres o cuatro días por semana, porque eso ya es suficiente.
Y al pasar por delante del bar, del restaurante o la oficina, donde tus vecinos, amigos o compañeros hacen el repaso social correspondiente de todo el que pasa por delante, ya no se atreven a realizar un comentario jocoso de ti, porque simplemente tu disciplina, esfuerzo, dedicación no es objeto de broma, de juicio prematuro fácil, de falta de respeto básico, cualquier gesto de sacrificio es respetado por cualquier cultura, en cualquier lugar del mundo, ante cualquier circunstancia.
En ese momento, es cuando se cruza la barrera de la normalidad más digna a la excelencia ideal, popularmente conocida e identificada como “ídolo”. A esas personas a las que admiramos por algo que hace, por el esfuerzo que significa, por la dedicación que deposita con esmero y disciplina.
Es posible que cuando te mires al espejo, no exista nadie que supere tus expectativas, que mejore tus resultados en tus mismas circunstancias, que se presente como adversario ante tus mismos esfuerzos.
Quererte como tu propio ídolo, la clave de la autosuperación
Ya eres tu propio ídolo y es muy posible que te hayas convertido en ídolo para los demás, aunque no firmes autógrafos, no salgas en la tele, no paguen cláusulas de rescisión por tus servicios, no des ni siquiera una rueda de prensa…
Porque nuestros ídolos de verdad, podemos ser cualquiera de nosotros.