
En el año 1874, la Unión Postal Universal decidió marcar en rojo (que no quiere decir que sea festivo) el 9 de octubre, fijando por tanto ese día, como el día internacional de Correos.
Para algunos, un correo es una serie de frases, documentos, comunicados o vete tú a saber… que se envían a otro destinatario pulsando la palabra enviar del Smartphone, o haciendo click con con el cursor sobre la misma palabra (dependiendo desde donde lo enviemos)
Inmersos en esto de la globalización, la era moderna, las urgencias y esto del internet, tenemos claro de que en lo que respecta a velocidad en la entrega, lógicamente hemos ganado, pero ¿qué hemos perdido?
Hemos perdido el acercamiento con ese oficial de correos que venía con su bicicleta y su ¨carterón¨ de cuero cargado de cartas que en algunos casos contenía historias de lágrimas, de amor, historias de nacimientos y fallecimientos… infinidad de situaciones tan dispares, que ese mismo oficial cercano y entrañable, era el primero en darte la enhorabuena o en dar ese primer ¨lo siento¨, con el que trataba de hacerse participe y compartir tu estado, ya fuese en la alegría o en la tristeza (como en un buen matrimonio).
Esos oficiales de correos o en el lenguaje común nuestro ¨cartero¨ sorteaban infinidad de dificultades y adversidades que se encontraban en el camino para poder desempeñar su trabajo con la mayor eficiencia posible. Hay que recordar que no iban ni siquiera por caminos asfaltados en la mayoría de los casos, pero siempre, habiendo luchado contra la lluvia, ventisca, frío, barro, calor y las múltiples subidas y bajadas para llegar a algunas de las zonas que tenía que llegar siempre llegaba con un afectuoso saludo de buenos días o buenas tardes, según el caso.
Pero parece ser que todo no va a peor con esto de la globalización que mencionaba anteriormente, ya que las grandes y eficientes ciudades europeas, quieren ser también las más limpias y comprometidas con el medioambiente, por lo que cada vez es mas frecuente, ver repartir el correo en los centros de estas grandes ciudades en bicicleta, por lo que para aquellos que añoran recibir las alegrías o las tristezas de parte de un señor (también afortunadamente ahora señora) en bicicleta, estamos de enhorabuena gracias a esto de la protección ambiental y peatonalización de los centros históricos de esas grandes ciudades.
Dejándonos de prisas, de alertas, notificaciones, mensajes de whatsapp, de Facebook, twitter y todas aquellas que nos llegan desde un mundo tan impersonal, porque no pararnos un minuto a pensar y valorar el esfuerzo y profesionalidad de todos aquellos que tanto antiguamente como ahora otra vez, iban o siguen, REPARTIENDO A PEDALADAS.