Saltar al contenido

Los beneficios psicológicos del running

beneficios-psicologicos-del-running

Existe una íntima relación entre cuerpo y mente. El running se ha convertido en tendencia, bendita sea esta. Volvemos a recordar en este punto que hace dos millones de años, este avance en nuestra especie, la diferenció del resto y posibilitó la supervivencia en nuestro medio.

También está demostrado científicamente que la práctica habitual de actividad física, conlleva beneficios psicológicos mucho más allá de los evidentes beneficios físicos.

Sabemos de la fortaleza mental de la que hacen gala muchos deportistas de élite, pero a un nivel normal y cotidiano, para una persona que se inicia en este tipo de actividades, se han confirmado que:

  • mejora la autoconfianza,
  • eleva la autoestima,
  • promueve e incrementa el bienestar,
  • disminuye la percepción de estrés,
  • aumenta el rendimiento intelectual.

Los beneficios emocionales de la actividad física no están en cuestión. Existe un impacto de la actividad física y el deporte, sobre la salud, la cognición, la socialización y el rendimiento académico.

Resulta qué a los científicos especializados en la materia, olvidan que también te puede favorecer para ligar o para hacerte un Dios sexual, pero no importa, esto lo apunto yo y más adelante lo podrás comprobar.

6 beneficios psicológicos del running

1. Un día salimos a correr y la experiencia nos resulta muy mala.

Una buena gestión emocional consiste en no dejarnos llevar por decisiones impulsivas. Una mala experiencia al empezar a correr puede tener muchas causas, sobre todo muchas interpretaciones.

Por todo esto las consecuencias para establecer un criterio propio al respecto. Tener un pensamiento objetivo nos aportará el conocimiento necesario. Infórmate, analiza porqué una de tus primeras experiencias no te resultó satisfactoria o cumpliendo con tus expectativas. No siempre se obtiene una recompensa inmediata a nuestros actos. Hay que tolerar la frustración, ajustar expectativas a tus posibilidades, no abandonar antes de un periodo mínimo de tiempo, junto con un análisis adecuado.

Estas recomendaciones son básicas para que pequeñas decepciones no nos alejen impulsivamente de grandes objetivos. Sé paciente, reflexiona, descubre lo que podrías cambiar, y luego valora si merece la pena continuar o dejar tu objetivo. Pero intenta hacerlo desde una visión positiva…

2. Queremos salir varios días a la semana y no cumplimos con lo pensado.

Incumplir un plan determinado no es una traición a uno mismo. Nos puede pasar a todos en cualquier momento de nuestra vida, pero hay que evolucionar a todos los niveles, para poder encontrar el espacio de tiempo necesario y adecuando para llevar a delante cualquier actividad.

No realizar finalmente lo que nos habíamos propuesto, puede ser bastante frustrante a nivel personal, como cuando no podemos cumplir con nuestro plan de estudio ante un examen, nuestra dieta  o nuestra organización para no dejar trabajo pendiente para cuando llego a casa.

Quien disfruta entrenando, aprende a ser disciplinado con sus planes, flexible y con capacidad creativa para adaptarse ante cualquier cambio o circunstancia.

Puedo correr si me voy de vacaciones, si estoy en un viaje de trabajo, si tengo menos tiempo porque me encargo de tareas en casa, si llueve, si hace frio, si hace calor, o si el gato ha tenido gatitos… No tengo excusas, porque me motiva más correr, me aporta una sensación que ninguna otra cosa puede y trato de aprovecharlo y disfrutarlo al máximo.

Esta dinámica de comportamiento, nos aportará una visión más amplia de lo que nos valoramos, de la salud de nuestra autoestima y no solo del resultado de nuestro esfuerzo. La manera de vivirlos es más gratificante.

Conseguimos darnos cuenta que cuidando la autoeficacia:

  • Nos sentimos más eficaces,
  • Planificamos objetivos,
  • Gestionamos nuestra progresión,
  • Alcanzamos las metas,
  • Alimentamos nuestra motivación.

3. Objetivos que pueden condicionar decisiones a la hora de salir a hacer running.

Hay para quien salir correr supone pereza muchos días, duelen la cabeza, las piernas, hace frío, demasiado calor, me produce fatiga, esa sensación desagradable que invade primero todo el cuerpo y luego se instala en las piernas y en el pecho. Llegas a pensar en pararte y volver a casa andando.

Tienes el valor de echarte a la calle, ponerte a correr, pero a los dos minutos, de nuevo la fatiga, respiración más agitada, pensamientos de pararte de nuevo…

Esa lucha interna, con la respuesta de seguir corriendo es un proceso en el que muestras una condición, emociones, pensamientos, impulsos. Pero finalmente no cedemos ante ellos intuyendo que esos no nos van a ayudar.

Preferimos bajar el ritmo, hacer parte de la distancia andando, respirar mejor, pero cuestionando en todo momento, que la retirada será lo único que me haga daño.

Nuestros objetivos guían a nuestras decisiones. Esto mismo, puede pasar cien veces al día en nuestra vida cotidiana.

¿Queremos que nuestras decisiones trabajando, estudiando, en nuestra vida sexual, afectiva, familiar… sean guiadas por nuestros objetivos, o por las emociones desagradables que nos invitan a alejarnos de esos objetivos?

Afrontar las circunstancias desagradables apuesta por tus objetivos.

4. Nos aburrimos al salir solos:

Esta es otra de las excusas que encontramos en corredores débiles mentalmente. Piensan, “es normal sentirse así, correr es aburrido si la conversación que mantienes contigo también lo es”. Les doy la razón, si eres una persona aburrida, tendrás conversaciones aburridas contigo mismo y si sales con alguien y eres aburrido, aburrirás a las tortugas…

Este tipo de diálogos relacionados con uno mismo, están relacionados con tareas.

Pero es importante saber, qué durante el día, sumergidos en nuestras obligaciones y responsabilidades laborales, personales, familiares, en el hogar, no tenemos mucho tiempo para escucharnos, reflexionar sobre cómo va la semana, sobre si estamos satisfechos con cómo estamos gestionando nuestras cosas, sobre si nos sentimos bien, la última anécdota graciosa o lo que realmente no preocupa.

Está claro que correr no es el único contexto en el que podemos realizar estos auto diálogos, pero uno de los beneficios psicológicos de correr es que sí es una de las situaciones más accesibles y que más invitan a ello.

Se genera una sensación extraordinaria:

  • sales a correr con música,
  • vuelves,
  • no recuerdas más de dos
  • Has estado hablando contigo,
  • Te caes muy bien porque has vuelto con más energía positiva, más feliz.

5. Factores externos desvían de nuestros objetivos:

Los obstáculos están en nuestro día a día, de cada uno de nosotros. Nos ponen a prueba en cada momento, dentro y fuera del deporte, hagas o no hagas running. La gestión emocional nos enriquece a todos los niveles y nos enseña. Afrontar las dificultades es una oportunidad de aprovechar uno de los más importantes beneficios psicológicos de correr.

Ante obstáculos y contratiempos entrenamos nuestra capacidad de adaptarnos, aprendemos a aceptar nuestros límites y los factores que no dependen de nosotros. Aprendemos a aceptar y a reevaluar cada emoción.

  • Acepto que no puedo ir a ese ritmo,
  • que con esta lesión no puedo
  • de momento no podré ir a carreras
  • pero mis entrenamientos no son perdidos,
  • en este momento de mi vida no puedo entrenar 4 veces a la semana.

Pero no sólo lo acepto, sino que la frustración que me produce la transformo en motivación para volver a plantearme objetivos distintos, nuevos retos, crecimientos diferentes.

Cada adversidad, es convertida en un valor para hacerme más fuerte.

6. Cuando nos lo cuestionamos todo:

La motivación es la base para realizar con dignidad cualquier actividad. Pero puedes plantearte preguntas como:

  • ¿Para qué correr más kms?
  • ¿Para qué correr más rápido?
  • ¿Para qué correr solo?
  • ¿Para que correr con gente?

Por eso en nuestro día a día, también nos encontramos con este tipo de situaciones:

  • somos menos eficaces en el trabajo,
  • cuidar nuestra vida social,
  • cuidar de nuestra pareja,
  • buscando actividades que nos generen crecimiento.

Es difícil trabajar sobre un objetivo si este no existe. La motivación de alcanzarlos nos provoca ir hacia ellos, evita que nos quedemos estáticos o nos movamos a ciegas.

Encontrar nuestros retos personales no es fácil: han de ser retos que aporten a cada uno un significado importante, un crecimiento, una evolución hacia nuestro modelo, nuestra vida en general.

Estamos continuo crecimiento, en estado de autorrealización. Si encuentras las respuestas a: ¿para qué corremos?, puede que traslades esa misma pregunta a otras esferas de tu vida, lo que supondría un enorme avance en tus objetivos, para conseguir lo que te propongas.

No hay grandes diferencias entre un plan de entrenamiento y un plan de vida, donde efectivamente ya has marcado objetivos. Este método te ayuda a focalizar tus esfuerzos, la manera de llevarlos a cabo en el día a día, superar la adversidad y adaptarte a las circunstancias.

Tenemos problemas en nuestra vida, que se solucionan con pequeñas acciones. Pero los bloqueos a los que nos enfrentamos, nos impiden ver en la sencillez, la solución más práctica.

Sentirse bien cuando estamos en un mal momento, es un logro inmenso, sin embargo, seguir sintiéndonos bien cuando estamos en un buen momento, a veces se convierte en algo difícil. Simplifica. Marca un plan. ¡Sal a correr! Esto te puede hacerte sentir mejor y con un ánimo positivo, es más fácil encontrar soluciones, ver lo que en otras situaciones se nos hace imposible, encontrar el camino…